lunes, 21 de junio de 2010

"Como seres humanos nuestra grandeza,
se haya no tanto en ser capaces de cambiar el mundo,
como en ser capaces de cambiarnos a nosotros mismos"

M. Gandhi

domingo, 13 de junio de 2010

"Mi tierra Querida, Mi tierra Adorada". La Nostalgia al migrar

Ante la decisión de irse a vivir a un nuevo lugar, en mayor o menor medida, la persona se va transformando por la experiencia.
Esta nueva etapa, conlleva una enorme cantidad de pérdidas. Pérdidas que son parciales, porque en cierta medida uno sigue en contacto con lo que se dejó atrás: familia, amigos, lugares, adolescencia, etc.; dando lugar a una serie de sentimientos y estados muy diversos. Desde sentir confusión, enojo, decepción, nostalgia, alegría, sensación de libertad, esperanza, pérdida de identidad hasta inseguridad de uno mismo. Las circunstancias que acompañaron la partida, los recursos con que cuenta la persona, su vulnerabilidad, la red de apoyo que tiene, el modo en que ha vivenciado las perdidas pasadas y cómo se maneja ante el cambio, son algunos de los factores que determinarán su adaptación o no al nuevo lugar.

En el tránsito de este cambio se atraviesan diversas etapas, siendo una de ellas la valorización de todo lo bueno del nuevo lugar, algunos autores la llaman la “etapa de luna de miel”. Luego hay un segundo momento del proceso, en sentido inverso, en donde se extraña, se idealiza lo que se dejó, y es acá en donde se necesita de la fuerza interior y del equilibrio para continuar adelante y llegar a la próxima etapa que tiene que ver con una integración. La última etapa es la que posibilita conectarse de forma verdadera con la nueva cultura, hacer amigos, estar informado de las noticias del lugar, va recuperando su seguridad, su autoestima y su capacidad para valerse por si mismo.
Si bien estas etapas del proceso migratorio no son lineales, generalmente todos las atraviesan de alguna manera y hasta a veces coexisten.
En esa segunda etapa, en la que voy a focalizar este artículo, suele aparecer un intenso sentimiento de Nostalgia.
Se define con el término de nostalgia a aquel sentimiento, casi siempre acompañado por un fuerte dejo de tristeza o pena. Se produce cuando aparece el recuerdo de algún bien, momento, lugar pasado o ser querido que por supuesto no está presente, o se ha perdido.
Milan Kundera, famoso escritor la define como el dolor de la ignorancia, del no saber. “Tú estás lejos y no sé en qué has cambiado. Mi país está lejos y no sé que está pasando allí… “
“La nostalgia es, pues, el sufrimiento causado por el deseo incumplido de regresar”.
En un taller que coordiné hace algún tiempo donde se trabajó la temática del miedo , muchos participantes lo trajeron asociado a temas tales como el no ver crecer a su sobrina que vive en el lugar de origen, el miedo a que le pase algo a un ser querido y estar lejos, miedo a la enfermedad de ellos. Sentimiento vinculado a la imposibilidad de estar y ser testigos de la evolución de los seres queridos que están a distancia o de no poder ver cómo cambia su lugar.
También existe la nostalgia por quien se fué allá y entonces, por quien se vuelve a ser cada vez que se vuelve al lugar, nostalgia por los olores, los lugares, las costumbres, las miradas. Dijeron sentir nostalgia por el hecho de llegar rápido a algún lugar, dadas las distancias cortas, la nostalgia por las frutas que en el nuevo lugar no se consiguen, etc.
La nostalgia transporta al pasado, sosteniendo ese recuerdo tan amado, tan fundante que dio seguridad en un momento, que dio existencia.
Es a partir de este sentimiento que el migrante, muchas veces arma una subcultura en el nuevo lugar que lo recibe, como un modo de traer al presente algo que ha dejado atrás. Y que al mismo tiempo, eso que resiste soltar es lo que lo sostiene.
Es una etapa en la que se idealiza el pasado, ese recuerdo cobra más tonalidades e intensidad que en el mismo momento en que fue vivido. Hay una distorsión de la percepción, una sobrevaloración de lo positivo y negación de lo que se considera negativo.
Existen lugares que reúnen a gente de determinados zonas, como por ejemplo, barrios, bares, plazas, peñas de folklore, donde cantan, guitarrean, comen comida casera, uno se encuentra con quienes comparten las mismas costumbres, valores y muchas veces provenientes del mismo lugar.
Estos espacios que los convocan son nutritivos en un inicio y sirven de puente entre ambos lugares, facilitando la transición siempre y cuando uno pueda incluirse también en la nueva ciudad.
En algunos casos, se juega “un como si” estar en el presente, cuando en realidad, una tremenda fuerza arrastra hacia lo perdido, sin poder soportar el dolor de la ausencia.
Este sentimiento de nostalgia, muchas veces se acompaña, de somatizaciones en el cuerpo, como ser: opresión en el pecho, dolor de estómago, nudo en la garganta; además de sentimientos de soledad, desesperación y ansiedad.
Si la nostalgia se cronifica y la persona llega a considerar que el pasado fue mucho mejor que el presente, conlleva otras dificultades. Por ejemplo, la limitación de poder abrirse al nuevo lugar, a nuevas personas, vincularse de una nueva manera. Y en los peores casos se transforma en un estado depresivo.
Algunos de ellos, pasan años con la sola idea de volver a su lugar natal, sin ni siquiera explorar nuevos espacios o de hacerse nuevos vínculos y mientras tanto lo transitan con mucho sufrimiento y poca conciencia.

En gestalt se entiende que los problemas humanos surgen de una interrupción o fijación en diferentes momentos del proceso de figura/fondo. Entendiendo por figura, aquel interés o necesidad inmediata que capta toda la atención pasando el resto de la información a un segundo plano, al fondo o contexto del campo organismo/entorno.
Cuando el individuo tiene una figura clara, organiza su comportamiento para satisfacer su necesidad. Una vez logrado pasa al fondo cediendo el sitio para que una nueva necesidad más importante emerja en el ahora.
De esta manera el fluir del proceso figura/fondo, permite que el organismo se autorregule y continúe creciendo.
En la experiencia del vivir se acarrean figuras incompletas e interrumpidas del pasado que aparecen recurrentemente en un intento de ser completadas. Al mismo tiempo que no se deja que algunas figuras mueran, se completen, para que pasen al fondo y dar lugar a nuevas.
Algunas personas se aferran a determinados roles, y definiciones de cómo son, a recuerdos y a cómo deberían ser las cosas, generando una rigidez en el pensamiento, en el sentir y accionar. Es así, como se alejan cada vez más de la experiencia del aquí y ahora, e impiden que emerjan nuevas figuras del fondo, que llevaría a un estar más espontáneo y libre.
Cambiar de contexto, como irse a vivir a un nuevo lugar, es una oportunidad para que el fondo aparezca abriendo espacio a nuevas figuras.
No quiere decir que uno se olvida de donde vino, ni quien era, sino el hecho de pasar al fondo algunos recuerdos da lugar a que nueva información y experiencias aparezcan del contexto. Quedando lo conocido en el fondo disponible para ser utilizado.
Para ello, uno tiene que estar dispuesto a correr el riesgo de soltar aquellas figuras que dan seguridad y abrirse a la novedad del fondo del organismo/entorno.
Tobin define a una persona íntegra como alguien “vivo”, que es congruente entre su cuerpo, su mente y sus sentidos. Se siente libre, sabiendo que es él quien elige y se siente responsable de lo que le sucede. Existe sensorialmente en el presente y en vez de percibirse a si mismo como una cosa fija, se percibe como un proceso y puede fluir libremente.

El sentimiento de nostalgia es inevitable en el proceso de migración, mas/menos al alcance de la conciencia, pudiendo llevar a una depresión alejándose cada vez mas del presente o abriendo la percepción a que nuevas figuras surjan del fondo, en un continuo fluir figura/fondo. Expresar este sentimiento facilita transformarla en una energía cooperadora.
La posibilidad de estar en contacto en el presente, es lo que permite recuperar la libertad y creatividad para transformarse en el “ahora”, logrando una integración, un estar verdadero con el lugar y consigo mismo.


Bibliografia
• Perls Frederick, Hefferline R. y Goodman Paul. TerapiaGestalt: Exitación y crecimiento de la personalidad humana. 1994. Ed. Centro de Terapia y Psicología.
• Perls F., Van Dusen W., y otros. Esto es Gestalt. 1999. Ed. Cuatro Vientos.
• Achotegui, J. Emigrar en el siglo XXI. El síndrome del inmigrante con estrés crónico y múltiple síndrome de Ulises. Ed. El mundo de la mente.



El pasado 3 de Mayo, se reglamentó la Ley Nacional de Migraciones 25.871 que reemplazó a una anterior decretada por la última dictadura militar.


“La ley y su reglamentación constituyen un avance significativo en materia de derechos humanos de los y las migrantes. La reglamentación era una deuda pendiente que finalmente está saldada. Los avances de esta ley respecto a la anterior son significativos: se reconoce el derecho a migrar como esencial e inalienable de la persona; se garantiza el derecho a la educación y a la salud, sin importar la situación migratoria y se exige a los docentes y médicos no ya denunciar la irregularidad sino la obligación a ayudar a los inmigrantes a regularizar su situación. Pero además, la ley y su reglamentación garantizan el efectivo control judicial respecto de la razonabilidad y legalidad de cualquier medida dictada a su respecto por la autoridad de aplicación. Estos son sólo algunos de los tantos avances en materia de garantía de los derechos humanos de los migrantes que establece la ley y que a partir de la reglamentación otorga mayores herramientas a los funcionarios para garantizar esos derechos”, señalaron desde la OIM. (Organización Internacional para las  Migraciones)


Bajo los criterios de esta ley la Dirección Nacional de Migraciones estableció el plan Patria Grande, para ciudadanos del Mercosur, que lleva regularizada la situación legal de unos 736 mil inmigrantes, según la Dirección Nacional de Migraciones (DNM), desde el 2004 al 2009.


Decreto Reglamentario de la Ley Nacional de Migraciones

sábado, 5 de junio de 2010